domingo, 8 de noviembre de 2009

La Bandera de Céspedes

Candelaria " Cambula " Acosta Fontaine.





La Bandera de Yara, de La Demejagua, o tambien conocida como La Bandera de Bayamo.

Fue diseñada por el bayames, Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, El Padre de la Patria. Aqui la historia de esta Bandera y de la cubana que bordó dicha Bandera.


La bandera representa la identidad de un país, honra a quienes luchan por él, enarbola el principio de libertad y es fruto decidido y apasionado de los que se esfuerzan por obtenerla.

A punto de iniciarse la contienda bélica en Cuba, en octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes se había propuesto tener un estandarte que simbolizara el estallido de la revolución. Conociendo de la solidaridad de la República de Chile con los conspiradores cubanos en 1866, diseña una bandera similar a la del hermano país pero invirtiendo los colores rojo y azul.

Es así que solicita a la joven Candelaria Acosta Fontaine, “Cambula”, que confeccione el estandarte que guiaría a los cubanos en el próximo alzamiento.

La muchacha, de solo 17 años, era hija de Juan Acosta, mayoral del ingenio “La Demajagua”, propiedad de Céspedes. Había nacido en Veguitas, zona en el oriente de la isla, el día 2 de febrero de 1851, y desde niña sentía un apasionado amor por el gran hombre bayames.

Rápidamente, en una combinación de sentimientos donde confluyeron el naciente patriotismo y la devoción por el hombre amado, asumió la tarea. Se hicieron los cálculos sobre la cantidad de tela necesaria y se envió por ella a los establecimientos comerciales de Manzanillo.

La compra constituía de por sí un riesgo, pues alertas las autoridades españolas de lo que se gestaba en el ingenio, mantenían férrea vigilancia sobre todos los movimientos de los habitantes del lugar y de quienes lo visitaban. Por otra parte también atentaba contra el éxito de la empresa las inclemencias del tiempo, por ser octubre uno de los meses más lluviosos en la Isla, lo cual vuelve intransitables los caminos.

De tal suerte nunca pudieron llegar las piezas de tela encomendadas. Céspedes le comunica el inconveniente a Candelaria quien llena de fe y confianza propone hacer la bandera con telas que ella trataría de proporcionárselas allí mismo

Así, fue utilizado el cielo del mosquitero de una cama para obtener el rojo, que resultó ser un rosado subido; cortó un pedazo de una tela, probablemente de hilo fino que días antes había guardado para hacerse un corpiño y por último un vestido azul completó la demanda. El hecho de no ser Cambula una costurera experta imposibilitó, quizás que hubiera salido mejor la tarea, pues no pudo hacerse con las medidas exactas desde el punto de vista rectangular

Tarde en la noche del 9 de octubre de 1868 ya la estaba entregando, para que en la mañana siguiente pudiera ser izada como guía de la cabalgadura de los corceles briosos en la marcha para la conquista de la libertad y la abolición total de la esclavitud padecida en nuestro país.

La Bandera de La Demajagua fue una obra artesanal de las manos amorosas de la Candelaria Acosta, joven en la cual Céspedes encontró el amor. Con ella el Padre de la Patria tuvo dos hijos Carmen y Carlos Manuel.

Cambula acompañó a Céspedes en su vida mambisa hasta que el día 9 de septiembre de 1871 él la embarcó hacia Jamaica, pues la vida en la manigua se hacía muy difícil, sobre todo para los niños. Cuando salió al extranjero iba encinta y en la isla vecina dio a luz al varón.

Al terminar la guerra del 68 volvió a Cuba con sus dos hijos, sufrió muchas dificultades económicas, pues toda la familia había muerto y se vio sola con sus dos niños pequeños.

Terminada la primera insurrección, después de la “Tregua Fecunda”, nuevamente los cubanos vuelven a los campos a combatir el yugo español. Su hijo Carlos Manuel Acosta, no se había incorporado a las huestes mambisas lo que provocó que Cambula fuera a verlo para decirle: “Parece mentira que tú, siendo hijo de Carlos Manuel de Céspedes, un hombre tan patriota, estés todavía aquí”. Ante tal reclamo la hija de este le contestó: “Mamá no le digas así, ¿y si lo matan?”, a lo que Cambula replicó rápidamente: “¿Qué importa?, ¡Cuántos cubanos han muerto por ver su patria libre! Si muriera en la guerra, orgullosa me sentiría de que un hijo mío hubiera muerto defendiendo su patria”.

La bandera bordada por Cambula pasó de mano en mano de los patriotas de la Isla hasta que pudo ser sacada del país ante el peligro de ser ocupada por las autoridades españolas. De esa forma llegó a Nueva York, donde fue conservada hasta el fin de la contienda.

El estandarte que se izó en “La Demajagua”, entró en la capital de la República el mismo día en que el pabellón de España dejó de ondear sobre Cuba para siempre, y fue entregado a la incipiente nación el 4 de julio de 1902, para ocupar su puesto de honor en la Cámara de Representantes.
Enterada Cambula desde su hogar en Santiago de Cuba de que la Bandera estaba a salvo en La Habana, hizo el viaje a fin de reconocerla y cuando la tuvo en su poder exclamó: “Esta es la Bandera que cosieron mis manos la tarde-noche del 9 de octubre de 1968 y no otra”, con ella Carlos Manuel partió a la guerra desde su ingenio de La Demajagua”.

Sus últimos años de vida los vivió en el retiro de su hogar hasta el 23 de mayo de 1932 cuando muere Candelaria Acosta y Fontaine "Cambula", la cubana que confeccionó la bandera con la que se alzó Carlos Manuel de Céspedes. Sus restos reposan en el cementerio de Santa Ifigenia junto al de otros patriotas como Carlos Manuel de Céspedes; José Maceo; Flor Crombet; Guillermón Moncada y José Martí; así como Mariana Grajales, la madre de los Maceo.




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