sábado, 30 de enero de 2010

La verdad detras del Himno Nacional Cubano



Aquel memorable 20 de Octubre una multitud enardecida cantó en una plaza de Bayamo la marcha guerrera que devino Himno Patrio.

¿Compuso Perucho Figueredo ese día la inmortal pieza o había sido escrita tiempo antes?
¿Qué pasó después con la obra en los campos insurrectos?
¿Cuándo se convirtió oficialmente en símbolo nacional?


BAYAMO.— De niños solíamos escuchar absortos el relato, lleno de magia y fulgor: Pedro Figueredo (Perucho) compuso el Himno Nacional con la pierna cruzada sobre la montura de su caballo ante una multitud que coreaba “¡La letra, la letra!” y “¡Viva Cuba libre!” en una de las céntricas plazas de la Ciudad Antorcha.

Luego venían en la narración otros detalles que enardecían. “Fue el 20 de octubre de 1868, después de dos días de encarnizados combates entre los españoles y el naciente Ejército Libertador, que guiado por Céspedes entró triunfante a Bayamo, la primera ciudad liberada en nuestra historia”, escuchábamos a menudo.

Ahora, vencidos los años infantiles, y yendo a la raíz objetiva de aquella bella leyenda, entendemos que no fue una gesta mal contada. Pero creemos necesario agregarle ciertos complementos de peso para que siga viajando a la posteridad sin mistificaciones.

Agregar, por ejemplo, que Perucho no compuso La Bayamesa sobre el cuello de su caballo Pajarito sino que la memorizó de un tirón aquel citado día ante los gritos y vítores de los primeros ciudadanos libres de la nación.

Añadir que alguna otra persona lo ayudó a concebir su inmortal obra y que la música de la pieza, para nuestro asombro, presuntamente facturada antes, llegó a conocerla casi Bayamo entero.

No son revisiones históricas; son hechos probados en los que los cubanos, sobre todo las nuevas generaciones, debemos ahondar…


RONCHAS POR LA MÚSICA

La historiografía ha recogido —aunque no se ha divulgado como se debe— que la música del Himno de Bayamo, estrenada públicamente el 11 de junio de 1868 en la Iglesia Mayor de esta ciudad, surgió primero y la letra después.

Al respecto la versión más extendida señala que el patriota Francisco Maceo Osorio le dijo a Perucho un día de 1867, en los fragores de los preparativos independentistas: “A ti, que eres músico, te toca componer nuestra Marsellesa”.

En la madrugada del 14 de agosto de 1867, en el séptimo cuarto de su casa de dos plantas, Figueredo se sentó ante el piano y tras ardua labor completó la obra; es decir, la música. Después la dio a conocer a unos 70 revolucionarios reunidos en su morada.

¿Y la melodía no tenía letra?, se han preguntado más de una vez historiadores e investigadores a lo largo del tiempo. Probablemente, se puede responder con toda lógica.

Para reafirmarlo, cabe recordar los testimonios de su yerno Carlos Manuel de Céspedes (hijo) quien señaló a periódicos extranjeros que Pedro Figueredo tenía la letra desde mucho antes de su estreno.

En ese hilo, parece indiscutible que su esposa, la poetisa Isabel Vázquez Moreno, lo ayudó a elaborar el vigoroso texto guerrero. Esta mujer —hermana de Luz Vázquez, aquella que inspiró la primera canción trovadoresca de Cuba (nombrada también la Bayamesa)— aún no ha sido colocada en el sitial que merece.

De vasta cultura, desplegó una loable labor social por aquellos años. Tuvo numerosos hijos con Perucho (11 dicen algunos), permaneció errante en la manigua después del incendio de Bayamo, sufrió exilios y murió casi sola en Nueva York en una fecha que la tradición oral sitúa en el año 1888.

Regresando de nuevo a la historia sobre el Himno: Perucho entregó las partituras de su creación al músico Manuel Muñoz, cercano vecino suyo, quien la instrumentó con su orquesta. Este, en mayo de 1868 les presentó la orquestación a Figueredo y a Francisco Vicente Aguilera y ambos quedaron encantados con el montaje.

Después vino el escándalo: con la anuencia del padre católico Diego José Baptista, un verdadero patriota, la música fue estrenada en medio de las celebraciones del Corpus Christi en el púlpito de la Iglesia Parroquial, frente a las propias autoridades españolas y el mismísimo gobernador de Bayamo, el teniente coronel Julián Udaeta. Inmediatamente el militar calificó de subversiva la obra y echó el ojo al “revoltoso” Perucho.

Así la melodía se hizo célebre en la ciudad, rebelde por tradición, y esa popularidad continuó levantando ronchas en las fuerzas de la metrópoli. Sobre ese tópico escribió Martí años después en Patria: “La Bayamesa se tocaba por las bandas criollas de la localidad, se cantaba por las damas y se tarareaba por los muchachos de la calle”.

Si la música creó tanto revuelo es fácil deducir que Perucho, cautelosamente, no quiso que la letra fuera conocida por la mayoría y solo la hizo saber a un grupo íntimo de independentistas.


CANTO DE GUERRA

El gran día también ha sido pintado ya por los historiadores. Aún se tiembla, como redactaría el Maestro, de repasar aquellas escenas maravillosas: el Teniente General, Pedro Figueredo, Jefe del Estado Mayor General del Ejército Libertador venía, lleno de pólvora, con el sombrero en la mano, de rendir el cuartel de Infantería.

Entró como una aparición al centro de la ciudad con su alazán ( pajarito ), que soltaba “sangre por los ijares y espuma por la boca”. Al poeta lo rodeaban Carlos Manuel de Céspedes (hijo), el capitán Antonio Bello, y sus hijos Gustavo y Candelaria Figueredo, la hermosa abanderada de esas fechas.

Se detuvo en la convergencia de dos plazas, cerca de la iglesia mayor y allí, sentado al lomo del corcel, ante miles de personas frenéticas por haber logrado el triunfo sobre España, arrancó una cuartilla y memorizó el texto.

La letra fue cantada a voz ronca con el fondo musical de la orquesta de Muñoz que en una esquina tocaba el instrumental conocido públicamente desde junio. Se presume que fue posible hacer el coro gigante porque muchos, en el frenesí, arrebataron la hoja a Perucho y copiaron los versos guerreros de las dos primeras estrofas.

Ahora bien, no existen muchas páginas sobre la historia posterior.
Se conoce que enseguida surgieron varias versiones de la composición y alguna llegó a aparecer tempranamente, el 22 de octubre de 1868, en El Cubano Libre, el primer periódico independentista de Cuba, con sede en la Ciudad Antorcha.

Cinco días después el mismísimo Perucho envió a ese órgano un texto autógrafo de su obra, auténtico canto de guerra. Constaba de seis estrofas. Días más tarde, el 8 de noviembre, 12 bayamesas, seis blancas y seis negras, cantaron el Himno en el atrio de la iglesia principal, algo que lo afianzó entre los revolucionarios.

Luego, en los campos de batalla, fue cantado incontables veces, aunque ninguna Constitución insurrecta legisló nada al respecto. En una ocasión se interpretó al piano en la manigua por la camagüeyana Adela Morell.Perucho siempre lo llamaba La Bayamesa con el subtítulo Himno Patriótico Cubano. También empezó a llamársele Himno de Bayamo.

En junio de 1892 se publicó en Patria, que lo volvió a reproducir el 21 de enero y el 14 de octubre de 1893, en un claro intento del Héroe Nacional de que las generaciones nuevas lo conocieran.Fue en la Asamblea Constituyente del 5 de noviembre de 1900 en que se aprobó adoptarlo como símbolo patrio.


UN REDENTOR

El autor de la marcha que infla tantos pechos en Cuba es digno de la alabanza y el estudio.
Contemporáneo de Céspedes, dijo que lo seguiría toda la vida y lo cumplió. Hacía llorar al piano y fue autor de varias contradanzas, publicadas en periódicos nacionales de la época.

Tuvo que salir de Bayamo durante seis años (1851-1857) hacia La Habana para quitarse unos cuantos ojos colonialistas de encima. En la capital del país dirigió el rotativo La Piragua. De los primeros en el levantamiento, quemó su propia mansión el 12 de enero de 1869. Fue nombrado como viceministro de la guerra en Guáimaro hasta que en esas labores enfermó.

Fue capturado con enormes úlceras en los pies en las cercanías de Jobabo y trasladado a Santiago de Cuba. Imposibilitado de caminar pidió un coche que lo trasladara al pelotón de fusilamiento y para burlarse de él lo llevaron un burro.

“No es el primer redentor que cabalga sobre un asno”, dijo sereno y solemne. Cayó abatido casi a quemarropa por los proyectiles españoles el 17 de agosto de 1870; sus últimas palabras fueron de combate y Patria, de fuego, gloria y vida, lo mismo que infiltró sereno en sus estrofas para la eternidad aquel volcánico 20 de octubre.


Las seis estrofas originales del Himno Nacional:

Al combate corred, bayameses,
que la patria os contempla orgullosa;
no temáis una muerte gloriosa
¡que morir por la patria es vivir!

En cadenas vivir, es vivir
en afrenta y oprobio sumido;
del clarín escuchad el sonido
¡a las armas, valientes, corred!

No temáis los feroces íberos
son cobardes cual todo tirano,
no resisten al bravo cubano
para siempre su imperio cayó.

¡Cuba libre!, ya España murió,
su poder y su orgullo ¿do es ido?
del clarín escuchad el sonido
¡a las armas, valientes, corred!

Contemplad nuestras huestes triunfantes,
contempladlos a ellos caídos
por cobardes huyeron vencidos
por valientes sabremos triunfar.

¡Cuba libre! podemos gritar
del cañón al terrible estampido,
del clarín escuchad el sonido
¡a las armas, valientes, corred!


Debemos dar gracias por este estudio a: Osviel  Castro Medel, Aldo D. Naranjo, Amparo Ballester López.

La toma de Bayamo.


En la foto La Barranca de La Lizana ,hoy en día es un hermoso parque cerrado a todo tipo de transporte automotor, se encuentra en el llamado barrio La Cutara.

Por Eugenio Pérez Almarales / El Universal


Una semana después del alzamiento en La Demajagua, el hijo pródigo de Bayamo y luego padre de todos los cubanos, Carlos Manuel de Céspedes, se aprestaba a tomar la Villa de San Salvador de Bayamo.


El general del recién nacido Ejército Libertador, el dominicano Luis Marcano Álvarez, había señalado el lugar como el más estratégico de la provincia para asestar un golpe contundente a las fuerzas de la corona española.

El 17, Carlos Manuel envió al capitán Joaquín Tamayo como su emisario al gobernador, teniente coronel Julián de Udaeta, comunicándole que al día siguiente las tropas rebeldes atacarían la plaza, y conminándolo a rendirse, lo cual rechazó el jefe ibérico.

Poco después, Udaeta emitió un bando en el que amenazaba con "pasar por las armas", sin formación de consejo de guerra, a todo individuo que fuera sorprendido en actos subversivos o prestando cualquier clase de auxilio a los rebeldes.

Esa noche el periódico gubernamental La Regeneración reproducía el documento y condenaba la acción patriótica. Poco después nacía, ante el combate inminente, el primer número de El Cubano Libre, llamando al pueblo a "morir mil veces antes que soportar por más tiempo el yugo de la bárbara dominación española".

El periodista e historiador bayamés José Maceo Verdecia apunta en su libro "Bayamo" que Céspedes, al mando de mil 500 hombres, con pocas armas y escasa instrucción militar, iniciaría el ataque a la ciudad por tres sitios, de manera simultánea.

El enemigo había dispuesto la defensa con 400 soldados, a los que se sumaban milicianos y bomberos, para completar unos 700. Levantaron barricadas y distribuyeron agua y municiones.

En la mañana del 18 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes alistó su tropa junto al cercano río Bayamo. Los habitantes de la segunda villa fundada en Cuba veían desde los techos de sus casas a los insurrectos y los saludaban con sombreros y pañuelos de colores.

Al primer disparo, los atacantes se lanzaron en pos de conquistar la plaza, cuesta arriba, por las barrancas de la Luz, La Lizana y La Mendoza.

Esteban Estrada se adelantó al resto de la caballería y llegó primero a la plaza sitiada. Allí, para sorpresa de los defensores, los invitó a unirse al Ejército Libertador. Los bomberos se abrazaron a los patriotas.

La batalla fue reñida en cada punto y solo quedaba la cárcel y el cuartel, donde los españoles se habían hecho fuertes. Cayó la prisión en manos insurrectas. Titá Calvar y Perucho Figueredo avanzaron hacia el cuartel, y comenzaron el sitio del enclave.

Cuenta Maceo Verdecia que Bayamo vivió el fragor estruendoso de la fusilería, hasta que, en la madrugada del 20 de octubre, se produjo la capitulación española¨

La muchedumbre en las calles y las campanas a repique vivo, celebraban la victoria. Apareció Perucho Figueredo, cubierto de polvo, e irguiéndose sobre los estribos, dio vivas a la libertad y a Cuba independiente.

El pueblo, a su alrededor, desconocedor de la letra, tarareaba la marcha guerrera que había compuesto Perucho, como La Marsellesa propia y pidió a este el texto.

Figueredo, cruzando la pierna sobre la montura de su caballo Pajarito, comenzó a escribir la letra de La Bayamesa, compuesta por él en la madrugada del 14 de agosto de 1867 y la entregó a sus coterráneos. Nacía, el 20 de octubre de 1868, la obra que luego fuera, y es, el Himno Nacional de Cuba.

Por eso tan simbólica fecha se escogió como Día de la Cultura Cubana.

domingo, 24 de enero de 2010

Ya yo me voy conciente







María Luisa Milanés...Poetisa bayamesa
(Fragmento)


Colocad sobre mí las campanillas

azules de la vega, las sencillas

florecitas del campo, sin cultivo,

que tanto quiero mientras tanto vivo.

Y colocad debajo mi cabeza

unos versos de Nervo, con terneza,

para que mullan mi tranquilo sueño

y recojan así mi último empeño.

Que nadie me acompañe ni me llore,

ni turbe mi silencio, ni profane

mi soledad final; nadie me llame,

nadie mi sollozar jamás añore,

que yo me voy, consciente y abstraída

en el silencio intenso de la noche,

y alumbrarán los astros el derroche

postrero de ilusión que haré en mi vida.


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domingo, 17 de enero de 2010

Orquesta Riverside. Bayamo




Orquesta Riverside le canta a Bayamo.

La Orquesta Riverside fué un grupo músical cubano que llegó a ser la más aclamada orquesta cubana en los años '40 y 1950. La orquesta fué formada a finales de los años '30 y en sus comienzos fué dirigida por Enrique González Mantici. En 1947 ese honor fué tomado por el saxofonista Pedro Vila. Durante los años '50 y '60 la orquesta fué aclamada por toda LatinoAmerica.

Aqui en este enlace traido desde youtube, los escucharemos interpretando   Bayamo.
Del Album De Bayamo a Pinar del Rio. Disfrutenlo. 

A finales de los años '80 aún se veían en televisión cubana, mis conocimientos no encuentran que es de esa orquesta, si aún esiste o no, en youtube todavia se pueden encontrar videos de los años 1989.


Bayamo y sus antiguas calles.



Refiriendonos solamentes a calles del casco histórico de Bayamo y fuera del casco histórico, pero ya esistentes en la época colonial.


El estudio de las calles más antiguas de Bayamo, las que hoy constituyen parte de su centro histórico, resulta un ejercicio muy incesante para el ávido de conocimientos sobre la estructura urbana de la otrora elegante ciudad y las motivaciones que llevaron a nombrar sus calles y callejones en la época colonial y los primeros años repúblicanos y más recientemente durante el proceso revolucionario iniciado en 1959.

Una mirada a este fenómeno indica la desaparición de algunas de sus arterias, incluso de manzanas enteras. En ello influyeron diversas causas, entre ellas los arrastres del río Bayamo, el incendio de la ciudad del 12 de enero de 1869 y la construcción de nuevos edificios. Recordemos que en aquellos tiempos muchas calles eran llamados callejones o caminos.

Por disposición del primer Ayuntamiento Revolucionario, reunido el 28 de abril de 1898, la mayoría de las calles tomaron el ilustre nombre de los patriotas que habían tomado parte en las guerras de independencia.

1.- La avenida Francisco Vicente Aguilera, uno de los bayameses que inició la Revolución de 1868, primeramente se llamó  calle del Santo Cristo, porque a su vera estaba la Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje. Este templo fue destruido con el incendio de la ciudad y en su lugar se construyó en el siglo XX el Parque Fernández de Castro. La citada vía en la segunda mitad del siglo XIX se denominó indistintamente Regla o Santa Ana. El primero por la Iglesia de Regla y el segundo por la Iglesia de Santa Ana, levantada en el antiguo barrio de indios Caneyes Abajo. Más adelante llevó el nombre de La Guariana y luego Avenida de Castro .

2.- La calle General Máximo Gómez, ilustre general de origen dominicano que dedicó su viada a la independencia de Cuba, sale de la Plaza del Himno hasta entroncar con Amado Estévez ( desvio ). Anteriormente el tramo hasta el Parque de Las Madres tenía el nombre de calle de Las Piñas, mientras el segundo se nombraba de calle San Francisco. La partición era donde se levantaba el la Iglesia y famoso Convento de San Francisco, fundado en el siglo XVIII por la obra pía de Francisco de Parada, trasformado en la República en Colegio Divina Pastora, hoy se encuentran allí el Colegios Manuel Ascunces Domenéch y La Marcos Rámirez López..

3.- La calle general Antonio Maceo, en reconocimiento al mayor general mambí de origen santiaguero, nace en la Plaza del Himno y llega hasta el convento de Santo Domingo ( calle Martí ). De antiguo tenía el nombre de callejón de la Burruchaga, por vivir en ella el zapatero remendón Juan Burruchaga, y más adelante tomó el apelativo de Mercaderes. En este callejón nació Carlos Manuel de Céspedes, el 18 de abril de 1819, en una vistosa casa colonial convertida en septiembre de 1868 en el primer museo de la actual región de Granma.

4.- La calle Carlos Manuel de Céspedes, haciendo honor al padre de la patria, llevaba la denominación San Salvador, porque nacía en la Iglesia San Salvador o Parroquial Mayor. En el primer tercio del siglo XIX adquirió dos nombres: calle de la Cruz Verde desde la citada iglesia hasta actual Manuel del Socorro Rodríguez, ya que en una laguna cercana a Bayamo apareció una cruz de este color y fue colocada en dicho tramo; y calle Guinea desde allí hasta Amado Estévez ( desvio ), tal vez por la crianza de gallinas guineas en ese punto. Esta calle va paralela a Máximo Gómez, nacen juntas y mueren juntas.

5. La calle Mayor General Calixto García, en honor al destacado luchador mambí y libertador de Bayamo, tenía la denominación de calle de El Comercio. En esta arteria se ubicaron los principales negocios comerciales. Hoy también se le llama Paseo Bayamo, pues desde noviembre de 1998 esta cerrada al transporte automotor.

6. La calle General Donato Mármol, ilustre hijo de Bayamo que ganó las estrellas de mayor general en la gesta de 1868, se llamó San Pedro Mártir, pero no en su totalidad como se encuentra hoy. Desde la extinta Iglesia del Santo Cristo hacia el río Bayamo llevaba el nombre de calle de Jesús

7. La calle José Martí, en honor al Héroe Nacional de Cuba, se designaba como calle de San Juan, desde la avenida Francisco Vicente Aguilera hasta la Iglesia Auxiliar San Juan Evangelista ( desvio ), donde desde septiembre de 1798 se creó el cementerio de San Juan.

8.- La calle Salvador Cisneros, en reconocimiento al patricio camagüeyana, nace en la actual calle cacique Guama hasta la calle Coronel Benjamín Ramírez. Llevaba de antiguo el calificativo de calle de San Vicente y después de El Ají.

9.- La calle Coronel Joaquín Estrada, heroico bayamés muerto en la Guerra del 95, era la calle Santa Lucía y después se llamó San Joaquín ( desde Parada hasta Zenea, donde se encuentra el Monumento a Zenea ).

10.- La calle Brigadier Pío Rosado, en reconocimiento al luchador independentista santiaguero capturado y fusilado en Bayamo el 7 de junio de 1880, llevaba por nombre calle Virgen de Regla, pues conducía a la iglesia de este nombre, comieza en  Ave Francisco Vicente Aguilera hasta el cementerio San Juan ( desvio ).

11.- La calle Miguel Enrique Capote (Capotico), en recordación del luchador comunista y antimachadista bayamés, anteriormente se llamaba Tomás Estrada Palma. En tiempos más lejanos estuvo dividida en dos sectores: desde la avenida Francisco Vicente Aguilera hasta José Antonio Saco era calle de La Caridad, y desde allí hasta el cementerio de San Juan era calle de San Blas, pues en ella estaba la Iglesia de San Blas.

12.- La avenida Juan Clemente Zenea, en recordación al patriota y poeta bayamés, tenía antiguamente el nombre de calle Grande, pues era una de las más anchas de la urbe. En tiempos de ferias ganaderas tomaba el nombre de calle del Ganado, pues era común ver pasar los lotes de animales de un extremo a otro de la ciudad. En su arteria en 1918 se construyó el Hotel Europa( cerca de la intersección de donde se encuntra hoy en día H. Hechavarria ).

13.- La calle Idalberto Tamayo, en honor al combatiente del 26 de julio asesinado por las hordas batistianas en octubre de 1957, llevaba en tiempos pasados el nombre de calle San Miguel, porque en la esquina se levantaba el templo de San Miguel ( corre paralela y entre Zenea y Hermanos Lotty ).

14.- La calle Hermanos Lotty, en recordación a los hermanos bayamés Antonio y Luis Felipe Lotty que cayeron combatiendo contra la dictadura de Batista, tenía la denominación de calle Nueva porque era el último punto poblado en esa dirección norte en los tiempos coloniales ( va paralela a calle Linea e Idalberto Tamayo ).

15.- La calle Hermanos Marcanos, en honor a los hermanos dominicanos Luis, Francisco y Félix, quienes que entregaron sus vidas por la independencia de Cuba, era callejón Mejías, ya que vivía en ella el aguatero Carlos Mejías, muy popular en la vecindad.

16.- La calle Eligia Estrada, en honor a la destacada patriota, se denominó calle de La Lizana, porque desemboca en la barranca de ese nombre.

17.- La calle Padre Batista, sacerdote bayamés que tomó parte destacada en los preparativos de la Guerra de 1868, que parte de Catedral hasta la abarranca de La Lizana y bordea todo el río Bayamo, llevaba por nombre Dolores ( en el barrio La Cutara, donde esta el malecon ).

18.- La calle José Joaquín Palma, patriota bayamés y creador del Himno Nacional de Guatemala, parte de la Plaza del Himno hasta la vega del río Bayamo. Tuvo de antiguo el nombre de calle de la Iglesia Mayor y en el siglo XIX tomó el de Mercedes.

19.- La calle José Fornaris, el prestigioso poeta siboneyista, era conocida como Níspero, por la existencia de un árbol de la agradable fruta.

20. La calle Adriana del Castillo de antiguo era calle del Corojo. Esta vía se prolongaba hasta la actual Coronel Benjamín Ramírez y moría en Brigadier Pío Rosado.

21.- La calle General Guillermo Moncada, mayor general independentista nacido en Santiago de Cuba, se denominaba calle de La Piedra, relacionado con algún accidente del terreno.

22.- La calle Mariano Corona, independentista y periodista santiaguero, se llamó calle de El Laberinto. En el mapa de 1842 aparece como callejón de Los Deseos. En este espació se fundó el periódico El Cubano Libre por José Joaquín Palma, el 18 de octubre de 1868 y desde 1898 vivió el comandante mambí y destacado político bayamés Gilberto Santiesteban Cedeño.

23.- La calle Canducha Figueredo, en reconocimiento a la patriota y abanderada de Bayamo, estaba dividida en dos. Tenía el nombre de calle del río desde la calle Céspedes, a un costado de la casa de Francisco Vicente Aguilera ( hoy la Biblioteca Pública 1868), hasta el río Bayamo, es decir, se bajaba por la barranca de La Mendoza, la que fue cerrada por la construcción de viviendas.

24.-Desde Céspedes hasta la calle José Martí se denominaba, según el en el mapa de 1842 calle de La Plaza y después callejuela de El Sol, donde estuvo situado en la República el Hotel parís.

Entre las personalidades que vivieron en esta callejuela podemos citar a los brigadieres mambises Pedro Maceo Infante, primer jefe de Sanidad del Ejército Libertador y a Miguel Ángel Bárzaga, lugarteniente de Máximo Gómez en la campaña de Holguín y quien falleciera en la contienda del 68

25.- La calle ……… no tenía denominación, pue se incluía dentro de la Palza de Isabel Segunda (hoy Plaza de la revolución.). en esta área estuvo la casona del general Pedro Figueredo, Perucho, el autor del Himno Nacional cubano, y en los primeros años republicanos se levantaron los edificios de la Colonia Española (actual Palacios de Pioneros) y la Colonia China, el cine- teatro Carlos Manuel de Céspedes y en la esquina el Hotel Nueva York inaugurado en 1927 ( calle frente al parque ).

26.- La avenida de los Mártires tuvo el nombre de calle de Zarragoitía, en alusión al español Ignacio de Zarragoitía, cobrado de impuestos en Bayamo en el primer tercio del siglo XIX. Luego se convirtió en el camino para a varias fincas situadas en la parte norte de la ciudad entre ellas la chivera del periodista Robert A. Paneque, por lo que la bautizaron como el callejón de La Chivera.

27.- La calle General Luis Ángel Milanés, en memoria del brigadier independista y político bayamés, anteriormente se llamaba callejón de Mascareño.

28.- La calle general José Manuel Capote, en distinción del mayor general independentista de origen bayamés, tuvo por nombre antiguamente de Asunción y después de La Gloria.

29.- La calle Francisco Parada era la calle Santo Domingo, pues comenzaba en la esquina el convento de Santo Domingo (hoy centro escolar José Antonio Saco). A la izquierda de esta arteria, bajando, se formó en los tiempos de la República el reparto Pizarro, ya que el primer en ocupar esos terrenos fue Juan Pizarro.

30.- La calle Cacique Guamá, en memoria al bravo cacique indio que enfrentó a los colonialistas españoles. Anteriormente se llamó indistintamente Manuel de Rojas, recordación al conquistador español y segundo alcalde de Bayamo y calle de la laguna, por ser el camino para llegar a las grandes lagunas que habían donde se levanta hoy el reparto Camilo Cienfuegos. En ella estuvo la Iglesia San Miguel, en la esquina de la calle 26 de Julio.

31.- La calle José Antonio Saco, en honor al reconocido estadista y escritor bayamés, tuvo por nombre San José. En esquina con Donato Mármol estuvo situada la Iglesia San José y en su arteria se construyeron durante la República los hoteles Unión (1919), Camagüey y Telégrafo (1925).

32.- La calle General Perucho Figueredo se llamaba de antiguo calle de El Marqués, en memoria al marqués de Guisa José Antonio de Silva, quien tuvo su casa donde hoy se encuentra el restaurante Manegua, y después tomó el nombre de San Antonio.

33.- El callejón de Luz Vázquez, en honor a la patriota bayamesa, era primeramente callejón del Suspiro   más tarde de la municipalidad.

34.- La calle Saturnino Lora, en premio al general mambí natural de Baire, llevaba el nombre  de calle de La Luz, pues partía de la Iglesia de la Luz, en Céspedes, hasta la calle Zenea.

35.- La calle Bartolomé Masó, en memoria al ilustre general mambí natural de Yara, tenía la denominación primero de Providencia y después de La Carnicería.

36.- La calle Manuel del Socorro Rodríguez, en honor al sabio bayamés fallecido en Colombia, poseía el título de calle de La Amargura.

37.- La calle Tristán de Jesús Medina, el ilustre poeta, novelista y sacerdote bayamés muerto en España, se llamó de antiguo calle Larga y luego de El Ángel. En ella nació el general bayamés Francisco Vega Espinosa muerto en la Guerra de 1868.

38.- La calle Coronel José Montero, en memoria al destacado luchador independentista nacido en El Horno, llevó por nombre callejón de la Cruz Verde, a consecuencia de la vieja leyenda de la cruz de este color.
( Céspedes fue llamada calle de la Cruz Verde y José Montero callejón de la Cruz Verde, para evitar confusiones ).

39.- La calle Amado Estévez Bou, oficial del Ejército Rebelde muerto en el ataque a Bayamo del 20 de abril de 1958, tenía el nombre de calle de San Juan porque desembocaba en la Iglesia San Juan Evangelista ( desvio ).

40.- La calle Alfredo Uset, mártir bayamés en la lucha contra Batista, llevaba de antiguo el nombre de Santa Lucía.

41.- La calle General Serafín Sánchez, maestro y luchador independentista de Sancti Spíritus, tenía la denominación de La Horqueta, por la forma de V que toma desde su entronque con la avenida general Calixto García.

42.- La calle Abigail González, luchador clandestino bayamés asesinado por las hordas batistianas, asumió primerante el nombre de callejón de la barranca de Juan y en los primeros años de la República cambió a callejón de El Cuartel, pues a su vera se construyó en 1909 el cuartel Carlos Manuel de Céspedes .

En este bosquejo se aprecia como muchas de las calles de Bayamo llevaron nombres de las distintas iglesias en tiempos de la colonia, otras aludían actividades comerciales como de de La Carnicería y otras a limitaciones materiales como La Amargura, El Suspiro y Providencia. De igual modo predominaron los nombres a los figuras del santoral católicos como San Antonio, San Vicente , Santa Lucía, San Pedro Mártir y San Francisco, entre otros.

Un hermoso homenaje se le ha realizado en Bayamo a los luchadores independentistas, entre ellos a sus gloriosos hijos como Céspedes, Aguilera, Perucho Figueredo , Mármol, Palma, Milanés y Zenea, así como a los santiagueros Antonio Maceo, Pío Rosado y Mariano Corona, no podía faltar a los internacionalistas, entre ellos, Máximo Gómez y los hermanos Marcanos.

Tras el triunfo de los comunistas en 1959 algunas cambiaron sus nombres por la de los héroes y mártires de la lucha contra Batista como la de Hermanos Lotty, Amado Estévez, Alfredo Uset y Abigail González.


Patrimonio Cultural Granma.
Aldo Daniel Naranjo.
Jesus Perez

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jueves, 14 de enero de 2010

Luz Vázquez y Moreno





Luz Vázquez bella bayamesa a la que le fué dedicada la cansión La Bayamesa y su ventana, lugar donde fué interpretada por primera vez.




Del libro "Patriotas Cubanas" Dra. Vicentina Elsa Rodriguez de Cuesta.

Luz Vázquez y Moreno, nació en el año de 1831, de criolla alcurnia, de familia de sentimientos ampliamente separatistas, en la ciudad de Bayamo, situada junto al río de su nombre en la provincia oriental, que fuera antiguo cacicazgo indio ocupado en 1512 por Pánfilo de Narváez y considerada cómo una de las comarcas más progresistas, florecientes y díscolas, en el andar de los años de la época colonial.


Alta, delgada, de piel trigueña, de ojos negros, profundos y vivaces, era considerada en 1851, al cumplir los veinte años, como una de las más destacadas bellezas de aquella época, por lo que constituía un verdadero ornato en los bailes y tertulias de “La Filarmónica”, la cubanísima Sociedad, situada entonces cerca de la amplia plaza de Isabel II.

Bayamo vivía en aquellos tiempos de mediados del siglo pasado, una existencia lánguida, al igual que las demás ciudades de la isla, y más si cabe la palabra, por el hecho importante de no ser puerto de mar.

La juventud bayamesa tenía por costumbre continuar los romances comenzados al compás de un vals, ante la reja de la joven a cuyos oídos se hacían llegar las notas armoniosas de las serenatas que rasgaban el silencio de las noches serenas.

Luz Vázquez fue la trigueña beldad que inspirara la famosa canción “La Bayamesa”, cuyas notas dulces, apasionadas, vehementes y tristísimas, no solo conmovieron su tierno corazón, sino que sirvieron años después para, cambiando su letra, exaltar el ánimo de los valientes libertadores cubanos y cuyos cien años, acabamos de conmemorar en el pasado año de 1951.

Francisco Castillo Moreno, apuesto y caballeroso, excelente músico, fue el apasionado galán con quien cooperaron en la letra el dulce poeta José Fornaris y Carlos Manuel de Céspedes, el inmortal Padre de la Patria, siendo la magnífica voz de tenor de Carlos Pérez, la que iniciara aquella clarinada de gloria, en la noche sublime e inolvidable del 27 de Marzo de 1851.

La bellísima Luz y el “músico-abogado” contrajeron nupcias, naciendo de esta unión de amor, siete hijos: Pompeyo, Francisco, Lucila, Adriana, Leonela, Atala y Heliodoro. Diez y siete años después, en Octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes inicia nuestra primera gesta emancipadora y Castillo Moreno y su heroica mambisa Luz Vázquez, son de los primeros cooperadores de la empresa gloriosa.

El esposo amante acompañado de su hijo Francisco (que murió en el combate) parte a la campiña insurrecta.

Luz los despide con la más tierna de sus sonrisas y las más alentadoras de sus palabras.

Y aquella mujer espartana, ve morir a su hijo Pompeyo, el mismo día de la toma de Bayamo, abriendo con el corazón partido de dolor, los vastos salones de su mansión señorial, para celebrar la victoria cubana, horas después del entierro del hijo amado.

Aquella mujer extraordinaria, recibe después la fatal noticia de la muerte de otro hijo: Francisco, y enlutada, adolorida, pero resuelta, arenga a una de sus hijas: Atala, para que fuera a cantar el himno de Perucho Figueredo con “Canducha”, la simpar abanderada de aquella tarde inmortal.

Ausente el esposo, muertos dos hijos, pasa Luz por la pena inmensa de ver tuberculizarse a su hija Lucila. Perdidos seres queridos, bienes de fortuna, convertido en escombros su venturoso hogar, que prendiera con sus propias manos en el incendio de Bayamo; Luz Vázquez, acompañada de Adriana y ayudada por el resto de su prole, coadyuva en la obra de insurrección, y de ella dijo Francisco Vicente Aguilera, el venerable patriota, “que era una joya de inestimable valor”.

Bayamo, convertido en un promontorio de ruinas, albergó a varias familias que regresaron acosadas por los españoles.

¡Desconsolador espectáculo que ofrecía el pueblo que había sido, en prosperidad y riqueza, el segundo de la isla, y más aún el de aquellas cubanas hambrientas y haraposas que arrastraban sus hijos para guarecerse en los restos de casas ennegrecidos por el humo!

A una de aquellas guaridas, en la calle de San Francisco, en la cochera de lo que había sido su aristocrático hogar, llegó Luz Vázquez con Adriana más cerca de la muerte que de la vida, abrasada por la fiebre del tifus que le arrancaba la existencia y Lucila traspasada por terrible tuberculosis o peste blanca.

Adriana sucumbió de un síncope, no sin antes haber entonado el Himno de Bayamo.

Muerta Adriana, toda su atención recayó en Lucila, cuya enfermedad, sacudida por tantas emociones, avanzó notablemente. La tuberculosis le destrozó los pulmones. En esas condiciones, una noche le sobrevino un fuerte ataque de hemoptisis, al cabo del cual perdió el conocimiento.

Un medico español, condolido por las desgracias acaecidas a aquella pobre familia, trataba inútilmente de reanimarla. Llamado de improviso por el Conde de Valmaseda, tuvo que abandonar la enferma. La madre, desde aquellos instantes, consternada y llorosa, se arrodilló junto al lecho en espera ¡terrible espera!- de que la vida tornase a la que parecía cadáver.

Pasaba el tiempo y su mirada, suplicante, indagadora, no se apartaba del rostro de su hija.

¡Suplicio horrible, superior a su corazón, mimado ya por todas las desgracias! Allí, de rodillas, bajo el peso abrumador de la angustia, atolondrada por la fatalidad, transcurriendo el tiempo, cayó herida por un dolor tan grande como su soledad, y abrazada al que creía cadáver de su hija, ¡quedo muerta!

Y así terminó la vida de Luz Vázquez, mártir sublime de la historia de Bayamo, e inspiradora de una de las más hermosas páginas musicales de nuestra vida colonial.



Teclando en la clave bayamesa, podran encontrar la cansión, su letra y su historia, asi como algunas interpretasiones y las otras bayamesas.

Gracias a Guije.
Gracias.













Candelaria Figueredo




Del libro "Patriotas Cubanas" por la Dra. Vicentina Elsa Rodriguez de Cuesta.

Candelaria Figueredo y La Bandera Cubana.

Candelaria Figueredo y Vázquez, nació en Bayamo, provincia de Oriente en el año de 1852.


Era hija de Pedro Figueredo y Cisneros, abogado, poeta, músico y patriota fervoroso; autor de nuestro Himno Nacional, héroe esclarecido que murió por la libertad de Cuba, y de su esposa la Sra. Isabel Vázquez y Moreno, hermana de Luz Vázquez, la “Gentil Bayamesa” que sirviera de inspiración a la famosa composición musical del mismo nombre.

“Canducha”, como cariñosamente se le llamaba, se educo en un hogar netamente cubano, ya que su progenitor fue uno de los principales colaboradores de Carlos Manuel de Céspedes, el “Padre de la Patria”, en la gloriosa clarinada del 10 de Octubre de 1868.

Perucho Figueredo e Isabel Vázquez tuvieron numerosos hijos: Eulalia, Pedro, Felipe, Blanca, Elisa, Isabel, Candelaria, Gustavo, María de la Luz, Piedad, Angel y María Esther.

En la época en que estalló la revolución de Yara, Candelaria Figueredo contaba 17 años. Era una hermosa joven trigueña, de inmensos ojos soñadores, de larga y abundante cabellera bruna, enamorada como su padre del ideal hermoso de independizar a Cuba.

Acordada la toma de Bayamo en Barracas, el día 15 de Octubre para tres días después, por Céspedes, Marcano, Aguilera, Maceo Osorio y Figueredo, Perucho regreso a su ingenio “Las Mangas” donde había dejado a su familia y a un contingente de 200 hombres que tenía preparado.

Perucho represento siempre la parte romántica de la Revolución. Céspedes era la energía, Aguilera la previsión; Maceo Osorio la inteligencia; Figueredo, que los compendiaba a los tres, era también el alma sensitiva del movimiento.

Al comunicar a los suyos las ideas de su jefe, ya había planeado la confección de la bandera cuyos colores y forma fueron ideas del Padre de la Patria. Pronto se dio a la tarea toda la familia de confeccionar la venerable enseña, que difería de la de Narciso López por no recordar bien los patriotas del 68, la distribución de las franjas y el triángulo rojo, que el 19 de Mayo de 1850 había ondeado victoriosa en las calles de Cárdenas. Pero de pronto, se dio cuenta Fígueredo que le hacía falta una abanderada y tropezando su mirada en ese momento con la de su hija “Canducha”, le pregunto:

-“¿Te atreves a ser la abanderada que el día 18 recorrerá las calles de Bayamo?”

Al oír aquélla pregunta de labios del autor de sus días, la resuelta doncella, empurpurado el rostro, fulgurantes los ojos, se puso en pie y rayando a la altura de la invitación, apreso en la respuesta la afirmación más categórica:

-“Nada me haría más feliz que dar mi vida y mi sangre por la redención de la Patria”.

Un estallido de franco, de inusitado júbilo brotó del alma de todos los presentes que aclamaron a la bella abanderada, en tanto que sus hermanas corrían a confeccionar el traje de libertadora, aquel con el que amazona en brioso corcel, recorrió las calles de Bayamo entre el himno y el estruendo del combate y los gritos de triunfo de los revolucionarios, según nos dice Maceo Verdecia en su obra titulada “Bayamo”.

Candelaria Figueredo, tierna niña en la aurora de “La Demajagua”, fue mambisa más tarde que sufrió penalidades sin cuento, vagando durante mucho tiempo, unas veces sola y otras en unión de sus hermanos por montes y sabanas, hasta que fue presa y sujeta a largo cautiverio en el fuerte “Zaragoza” de Manzanillo, pudiendo al fin lograr que la pusieran en libertad y le permitieran embarcar para los Estados Unidos. Allí vivió siempre fiel a la causa libertadora mientras Cuba estuvo bajo la soberanía de España, regresando entonces a la Patria, para residir en La Habana, hasta su muerte ocurrida el 20 de Enero de 1924.

Su nombre inmortal impreso está para siempre en las páginas de nuestra historia, ya que ella como todos sus hermanos tuvieron siempre por divisa las hermosas frases de su progenitor:

-“Morir por la Patria es vivir”.

Gracias a Guije.

En este otro artículo se puede leer sobre la bandera de Céspedes y su historia, es tomado de este mismo Blogg bayames.


http://primochuchi.blogspot.com/2009/11/la-bandera-de-cespedes.html



Gracias.

miércoles, 6 de enero de 2010

Las trabas de la trova en Bayamo















La Casa de la Trova se encuentra en Bayamo, en lo que es esquina calle Maceo y Martí, frente al Parquesito de los Coches, casa blanca de tejas a mano izquierda en la foto, la siguiente foto es de un grupo local, actuando en La Casa de la Trova.




La trova, ese tradicional género musical con marcado acento en la zona del Oriente cubano, ha logrado la obtención de un local en la ciudad de Bayamo, pero no una casa.


Ubicada en la calle Maceo esquina a Martí, la llamada Casa de la Trova posee una estructura colonial que armoniza con las demás edificaciones del casco histórico de la ciudad, y sus bien diseñados interiores y muebles típicos de la región redondean un conjunto arquitectónico que primó en los finales del siglo XIX. Pese a ello, le falta el principal componente: el trovador.

Y no es que Bayamo no cuente con cultores de este género, pues desde sus orígenes la trova bayamesa tuvo músicos de la talle de Olimpo La O (Pimpo), Chico Latamblé y el inmortal Sindo Garay -quien pidió ser enterrado en Bayamo a pesar de ser santiaguero de origen, por su compenetración con el ambiente trovadoresco de la Cuna de la Nacionalidad Cubana- sino por los mecanismos que impiden el acceso al recinto de quienes deben ser sus genuinos moradores.

La dirección municipal de Cultura de Bayamo, con el apoyo de instituciones gubernamentales de ese territorio, desarrolla en la Casa de la Trova un plan de recaudación de divisas que la mantiene ocupada desde horas de la mañana hasta altas horas de la noche.

Un grupo musical denominado Enhorabuena Banda Show recibe como anfitrión del centro cultural a cuanta delegación extranjera -léase cuatro ancianos canadienses o suecos o una pareja de jubilados alemanes- pase por la ciudad de Bayamo, para cantarles, con indudable calidad y rigor artístico, desde La Bayamesa hasta el Chan-Chan, y venderles un casete con su música. Además, por una tienda que anacrónicamente han colocado en el lugar y que sólo presta servicios en dólares comercializa discos compactos, sin que los seguidores de la trova en la localidad tengan acceso al inmueble.

El reclamo, planteado sistemáticamente por los bayameses sin que se les dé respuesta, es complacido con alguna actividad de acceso público de vez en vez, y cuando la programación turística no contempla el arribo de diez o doce extranjeros para el día.

La Casa de la Trova de Bayamo, que inició su reapertura con actividades de trova y poesía, descargas musicales, escénicas y plásticas informales, era sitio obligado de encuentro de cuanto cantante bohemio decidiera ofrecer su música a unos espectadores que consumían platos típicos como Matahambre y La Rosquita e ingerían bebidas elaboradas como desde el tiempo de los mambises, como la Cachánra -miel con ron.

Ahora, por obra y gracia del dólar, se ha convertido en un exclusivo sitio para turistas que ni siquiera entienden las canciones que se les ofrecen.

Por ello, la Casa de la Trova de Bayamo, uno de los pilares que hicieron de la ciudad la Cuna de la Nacionalidad Cubana, se ha transformado en artífice de la marginación por origen y en vanguardia de la anticubanidad por decreto.

CUBANET.ORG/CNEWS

Si eres cubano de moneda nacional no puedes ir, solo para estrangeros y cubanos con dolares que les mandamos nosotros "los gusanos ", y claro tambien para nosotros, " la gusanera ".

¿ O es qué ya no somos gusanos .?
Pues al llegar a esos lugares nos tratan como Reyes.

domingo, 3 de enero de 2010

Preguntas en facebook al grupo: Bayameses en el Mundo



En el grupo de facebook, " Bayameses en el Mundo ", traje la iniciativa de colocar preguntas sobre Bayamo, algo de Historia, Cultura, Sociales, Lugares, etc. Tome la decisión de ir colocando aquí en este pequeño lugar de mi Blogg, las preguntas con sus respuestas, asi cualquiera que visite esta página, podrá ir viendo y aprendiendo.

Esiste una separación de unos dos meses o tres, entre cada pregunta al grupo, pués no deseo aburrirlos y quiero que se mantenga el buen ánimo y espiritud bayames.

1... ¿ Cúal patriota bayames, fué llamado, " Hombre de Mármol "?
Resp: José Martí, nuestro Gran Maestro, llamó a Céspedes, Hombre de Mármol, al referirse a el diciendo: "...¡ Sé bendito, hombre de mármol. !"

2...¿ Cúal fué el nombre completo en la partida de nacimiento de Céspedes. ?
Resp: Carlos Manuel Perfecto del Carmen de Céspedes y Lopéz del Castillo.

En el siguiente enlace a esta misma página Blogger podran ver sobre pregunta 1 y 2.
http://primochuchi.blogspot.com/2009/10/jose-joaquin-palma-lasso.html

3...¿ A cúal bayames se le dió el titulo de " El gran bayames ".?
     Tambien fué reconocido como  " Poeta del fuego y del corazón "
Resp: A José Joaquin Palma y Lasso

http://primochuchi.blogspot.com/2009/10/jose-joaquin-palma-lasso.html

4...  Bayamo es una ciudad que se encuentra en la perfecta Llanura de Cauto, perfecta, porque no hay lomas. Bayamo, tiene un gran rio, Rio Bayamo. Si vemos como perfecta llanura, sin lomas, a no ser aquellos riscos y pendientes producidas en la Rivera del Rio Bayamo, asi que podemos encontrar esas suvidas y bajadas, como las encontradas en El Desvio, El Chapuson, La Cutara, La Guariana, etc. Bueno si no tomamos encuentas esas elevaciones producidas por las bajadas al Rio y sin tomar encuenta a los elevados en Carrtera Central, si esiste una Loma en Bayamo.

¿ Dondé se encuentra la única loma que esiste en Bayamo ?
Resp: Bien, esta loma se encuentra en: El Parque Granma, la loma de la cafeteria, es la misma loma que baja por la Ave Granma, hacia el parque y que se encuentra en la rivera del Rio Manegua. Muy pocos bayameses saben que en Bayamo esiste este rio, pues desde la carretera se ve y solo parece un arroyo.

5.. ¿Cúal es la calle o avenida más larga de Bayamo y cúal la más corta ?
Resp: La calle más larga es Calle Linea, que viene desde Barrio Azul, comenzando en el puente del ferrocarril y termina unos 300 metros déspues del Estadio de Pelota, con una longitud total de 4 km y 500 m.
   La más corta es Calle Adriana del Castillo, que se encuentra en la escuela del mismo nombre, al lado de la Sala teatro de Bayamo, es la callesita que une a Lora y Maso, para bajar al Chapuzon, esta calle mide solamente 20 m y 48 cm entre esquina y esquina.

Nota: La calle más estrecha de Bayamo es la Calle Leon, que se encuentra entre Máximo Goméz y Céspedes, a un lado de la Escuela de Música.

6... Alguien escribió sobre la manzana en Bayamo que tiene cinco esquinas. Yo me puse a investigar y descubri que hay más de una manzana con cinco esquina en Bayamo.
    ¿ Diga una de estas manzanas con cinco esquinas en la ciudad de Bayamo ?

Resp: A: Manzana del Policlinico Bayamo. Formada por calle Zenea, Ave Aguilera, Pio Rosado, la callesita que no recuerdo el nombre y Cornl J. Estrada.

           B: Manzana frente al Policlinico 13 de Marzo. Formada por Carretera Central, Zenea, calle Cuba y el pedasito de calle frente al pre.

          C: Manzana formada por Ave Aguilera, Matí, Capote, Cisnero y Mariano Corona ( Laberinto )

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