sábado, 30 de enero de 2010

La toma de Bayamo.


En la foto La Barranca de La Lizana ,hoy en día es un hermoso parque cerrado a todo tipo de transporte automotor, se encuentra en el llamado barrio La Cutara.

Por Eugenio Pérez Almarales / El Universal


Una semana después del alzamiento en La Demajagua, el hijo pródigo de Bayamo y luego padre de todos los cubanos, Carlos Manuel de Céspedes, se aprestaba a tomar la Villa de San Salvador de Bayamo.


El general del recién nacido Ejército Libertador, el dominicano Luis Marcano Álvarez, había señalado el lugar como el más estratégico de la provincia para asestar un golpe contundente a las fuerzas de la corona española.

El 17, Carlos Manuel envió al capitán Joaquín Tamayo como su emisario al gobernador, teniente coronel Julián de Udaeta, comunicándole que al día siguiente las tropas rebeldes atacarían la plaza, y conminándolo a rendirse, lo cual rechazó el jefe ibérico.

Poco después, Udaeta emitió un bando en el que amenazaba con "pasar por las armas", sin formación de consejo de guerra, a todo individuo que fuera sorprendido en actos subversivos o prestando cualquier clase de auxilio a los rebeldes.

Esa noche el periódico gubernamental La Regeneración reproducía el documento y condenaba la acción patriótica. Poco después nacía, ante el combate inminente, el primer número de El Cubano Libre, llamando al pueblo a "morir mil veces antes que soportar por más tiempo el yugo de la bárbara dominación española".

El periodista e historiador bayamés José Maceo Verdecia apunta en su libro "Bayamo" que Céspedes, al mando de mil 500 hombres, con pocas armas y escasa instrucción militar, iniciaría el ataque a la ciudad por tres sitios, de manera simultánea.

El enemigo había dispuesto la defensa con 400 soldados, a los que se sumaban milicianos y bomberos, para completar unos 700. Levantaron barricadas y distribuyeron agua y municiones.

En la mañana del 18 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes alistó su tropa junto al cercano río Bayamo. Los habitantes de la segunda villa fundada en Cuba veían desde los techos de sus casas a los insurrectos y los saludaban con sombreros y pañuelos de colores.

Al primer disparo, los atacantes se lanzaron en pos de conquistar la plaza, cuesta arriba, por las barrancas de la Luz, La Lizana y La Mendoza.

Esteban Estrada se adelantó al resto de la caballería y llegó primero a la plaza sitiada. Allí, para sorpresa de los defensores, los invitó a unirse al Ejército Libertador. Los bomberos se abrazaron a los patriotas.

La batalla fue reñida en cada punto y solo quedaba la cárcel y el cuartel, donde los españoles se habían hecho fuertes. Cayó la prisión en manos insurrectas. Titá Calvar y Perucho Figueredo avanzaron hacia el cuartel, y comenzaron el sitio del enclave.

Cuenta Maceo Verdecia que Bayamo vivió el fragor estruendoso de la fusilería, hasta que, en la madrugada del 20 de octubre, se produjo la capitulación española¨

La muchedumbre en las calles y las campanas a repique vivo, celebraban la victoria. Apareció Perucho Figueredo, cubierto de polvo, e irguiéndose sobre los estribos, dio vivas a la libertad y a Cuba independiente.

El pueblo, a su alrededor, desconocedor de la letra, tarareaba la marcha guerrera que había compuesto Perucho, como La Marsellesa propia y pidió a este el texto.

Figueredo, cruzando la pierna sobre la montura de su caballo Pajarito, comenzó a escribir la letra de La Bayamesa, compuesta por él en la madrugada del 14 de agosto de 1867 y la entregó a sus coterráneos. Nacía, el 20 de octubre de 1868, la obra que luego fuera, y es, el Himno Nacional de Cuba.

Por eso tan simbólica fecha se escogió como Día de la Cultura Cubana.

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