sábado, 31 de mayo de 2014

Los Dominicanos y la Guerra de Independencia Cubana.

Los Dominicanos y Máximo Gómez en la libertad de Cuba.

Los Dominicanos y Máximo Gómez en la libertad de Cuba.
Los acontecimientos políticos y sociales de la Cuba colonial, en procura de la emancipación se producen en la parte oriental de la Isla, es decir, en las ciudades o poblados de Santiago, Bayamo, Manzanillo, Holguín y en menor medida en Camaguey (centro).
Por Alfonso Torres Ulloa / elMasacre.com


Los acontecimientos políticos y sociales de la Cuba colonial, en procura de la emancipación se producen en la parte oriental de la Isla, es decir, en las ciudades o poblados de, Bayamo, Manzanillo, Santiago, Holguín y en menor medida en Camaguey (centro). Y a propósito de esto quiero anotar lo que dice un importante autor cubano, Raúl Aparicio:
 
“La ciudad de Santiago de Cuba y su comarca había experimentado la benéfica influencia de los emigrantes de la Isla de Santo Domingo, desde principios del siglo XIX....” luego dice “las logias masónicas de la ciudad son como antenas que perciben la enfebrecida agitación, no sólo de estas islas cercanas, sino de la Europa que desde la revolución de 1848 está estremeciendo al mundo”, y justo en esa zona se asientan los dominicanos con experiencia militar, al término de la guerra de la restauración y ya antes allí se habían asentado centenares de familias dominicanas obligadas por la ocupación de Haití de 1821 al 1844, en su mayoría masones que se integraron en la sociedad cubana en Santiago.
  
Independientemente de la figura preponderante de Máximo Gómez, estas notas tienen el interés de puntualizar que los aportes de los dominicanos al proceso revolucionario cubano trascienden a Gómez, a tal punto que no es posible escribir la historia de Cuba al margen de los dominicanos; empezando por el Viejo, por supuesto.

Máximo Gómez tiene sus méritos y devino en ser la figura cumbre en lo militar, no sólo de los dominicanos sino del ejército de liberación, tanto de la guerra larga (1868-1878) como de la guerra necesaria (1896-1898), pues la figura cumbre por parte de Cuba, en lo militar, el General Antonio Maceo, era el lugarteniente de Gómez, el Generalísimo. Y por supuesto Martí es el Apóstol y está hecho de otra madera.
 
Pero es que, además de Gómez, e incluso antes que él, estuvo Luis Geronimo Marcano Álvarez, que obtuvo el grado de general del ejército Mambí, mientras Gómez aún no participaba en el primer combate. El primer gran estratega militar Mambí es Luis Marcano. Y éste es quien traza el plan de ocupar Bayamo y tiene que convencer a Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria de Cuba y líder de la Guerra Larga.
 
La ocupación de Bayamo por parte del ejército Mambí es determinante en el establecimiento de la guerra, pues si los insurrectos caían implicaba el fin de la sublevación. Venían de sostener el primer combate y de sufrir la primera derrota en Yara, el día 8 de octubre. Justo eso es lo que hace dudar a Céspedes, quien pretendía marchar hacia Manzanillo sobre el triunfo o de la posibilidad de ocupar el pueblo de Bayamo, que era un bastión del ejército español. Pero el genio militar de Luis Marcano Álvarez le convence de esa posibilidad.

Con Luis Marcano Álvarez estaban sus hermanos Francisco y Félix María, quienes vivan en El Datil, Bayamo; además de los hermanos Chalas, Despradel y gran parte de la Reserva Dominicana del Ejército Español. Tan pronto cae Bayamo se integra el brigadier Modesto Díaz, el cual es convencido primero y vencido después por Marcano en la ocupación de Bayamo. Y Modesto Díaz devino en ser excelente jefe Mambí, protagonista de decisivos enfrentamientos con el ejército español.

Luis Marcano y sus hermanos son los primeros en entrenar a los mambises, que no eran más que pobres campesinos y negros esclavos, sin conocimientos militares y de vestimentas harapientas y estos dominicanos lo forman militarmente para los quehaceres de la guerra.
 
Tanto Luis Marcano como Modesto Díaz tenían más rangos que Gómez en el ejército español, los que les son reconocidos en el ejército libertador. Las acciones decisivas en los inicios de la guerra del 68 fueron concebidas y dirigidas por el General Luis Marcano y luego por el Brigadier Modesto Díaz. En tanto Gómez se enrola como simple soldado y al poco tiempo lo ascienden a Sargento.
 
Pero junto a ellos están los hermanos Nicolás (Teniente Coronel) y Félix Chala Nieto, Francisco Javier Abreu Licaire (Teniete Coronel), Francisco Antonio Delgado (Capitán de Caballería), Manuel Abreu y Bernardo Delgado y está Despradel y toda una legión de dominicanos cuyos nombres no recoge la historia de la guerra, es claro que aquellos altos oficiales no estaban solos; Luis Marcano Álvarez tenía decenas de soldados dominicanos bajo su mando, entre ellos sus hermanos, altos oficiales: Francisco y Félix Marcano Álvarez, cuyas tumbas he visitado en Jiguaní, Bayamo.

También hay que destacar la participación de Manuel de Jesús Peña y Reynoso. E igualmente están los aportes de Marcos del Rosario. Y está, por supuesto, Francisco Gómez Toro (Panchito), hijo de Máximo Gómez y Manana (Bernarda Toro). Hay que mencionar al Capitán Ignacio Díaz, hijo del General Modesto Díaz, quien conjuntamente con el General Francisco Estrada Estrada no aceptaron la firma del Pacto del Zanjón, y siguieron en las maniguas.
 
Un nombre que permanece en el anonimato, tanto en Cuba como aquí, es el del general Dionisio Gil de la Rosa, nacido en La Vega el 8 de noviembre de 1852 y muerto en Cienfuegos (Cuba) el 8 de diciembre de 1899. De una actuación muy destacada en ambos procesos. De igual manera se destaca la presencia del Comandante Leopoldo Tió, nacido en Santiago de los Caballeros, desterrado por Lilís, y muerto en combate en Cuba, con los mambises, en el año de 1895, al lado del Generalísimo Máximo Gómez.

Por supuesto hay que mencionar a la señora Mariana Grajales, natural de Puerto Plata, y madre de los generales Maceo. Tan grande fue su aporte que hoy es considerada y así fue consagrada como la Matrona de Cuba. Pero igualmente las hermanas de Máximo Gómez, Regina y María de Jesús Gómez, hicieron sus aportes en dicho proceso y estuvieron siempre convencidas de la necesidad y la justeza de la guerra.
Dicen los autores cubanos, Aldo Daniel Naranjo y Ángel Lago Vieito, “de mucha importancia fue también la actividad desplegada por el dominicano Manuel de Jesús Peña y Reynoso, quien desde el estallido de la guerra liberadora hizo causa común con los cubanos. Formó parte de las fuerzas de la División Cuba, bajo la jefatura del General Donato Mármol. Muy pronto se destacó como un hombre de excelentes dotes organizativas, y resultó electo diputado a la Cámara de Representantes por el Distrito de Santiago de Cuba”. Al terminar la guerra larga retornó a la patria y fue Ministro de Educación en el Gobierno de Ulises Francisco Espaillat.

Estos mismos autores, nos dicen: “Una hija de Santo Domingo, Petronila Avilés González, vino a Cuba en 1840 como esposa del bayamés Pedro González Pérez, quien viajaba regularmente a ese país en busca de recursos para su negocio de zapatería. De esta unión nacieron en la ciudad de Bayamo varios hijos: Francisca, Caridad, Pedro, Juan y José Avilés González, los que recibieron una modesta educación.
La familia González Avilés apoyó con entusiasmo los planes revolucionarios. Y participó en la toma del pueblo entre el 18 y 20 de octubre de 1868. Pedro González formó fila en las fuerzas de Pedro Figueredo (Perucho). Y, una de sus hijas, Caridad, que contagiaba con su entusiasmo patriótico, fue una de las seleccionadas para cantar el Himno de Bayamo, el 8 de noviembre de 1868, en presencia de Carlos Manuel de Céspedes.
 
Petronila Avilés infundía fe en la victoria, contando los episodios de la lucha de los dominicanos por su independencia. Y cuando el Conde de Valmaseda tomó la ciudad de Bayamo, antes de que se paseara por sus calles en señal de victoria, Petronila quemó su casa y se alzó a las montañas junto a sus hijos y esposo. 
 
Otros dominicanos se establecieron en Jiguaní, Bayamo, en la década de 1840, como Carlos Sablón Mañach, Remigio Salcedo y los Hermanos Báez y Galardi, los que se casaron con mujeres cubanas e hicieron familias; aunque por su avanzada edad para 1868 no se integraron a la lucha revolucionaria como soldados, sí educaron a sus hijos en el amor a la libertad y a la patria y varios de sus hijos pelearon con valor y gallardía en la Guerra de los Diez Años (alcanzaron renombre: Jesús Sablón Moreno, conocido como Jesús Rabí, que llegó al rango de teniente coronel y estuvo en el grito de Baraguá junto al invicto General Antonio Maceo; estuvo en la guerra chiquita y en la necesaria, y llegó al grado en el 95 de Mayor General; pero igual su hermano Francisco, que en el 68 obtuvo el rango de Capitán y en el 95 el de Coronel). 
 
Otros descendientes de dominicanos fueron: Florencio Salcedo Torres, quien concluyó en 1878 como Coronel y en el 1895 como General de División. E igual Alberto Báez Peña y su primo Leopoldo Báez, quienes fueron soldados ejemplares en las tres guerras; alcanzando en el 95 los rangos o grados de Coronel y Comandante, respectivamente.
Naturalmente el genio y el valor de Máximo Gómez en poco tiempo se hizo dueño de los acontecimientos épicos y su nombre corrió como un mito por toda la isla y el continente. Y solo la sombra de Gómez espantaba a los españoles, pues nadie como él manejaba el machete ni tenía la puntería suya con el fusil o el revólver. Gómez estaba tan convencido de su talento militar que dijo en una ocasión: voy a enseñar a los cubanos a hacer patria. Y los enseñó!
  
Máximo Gómez fue ejemplo de pureza, de apego a un ideal, lo que es propio de un apóstol y no de un militar, la historia nos demuestra que todo militar en contienda por la libertad y/o independencia de una nación persigue el poder y sin embargo en el caso que nos ocupa es simplemente la excepción, y nos confirma la influencia que tuvo la figura de Duarte en el jefe y gran estratega militar. Gómez: pensador, duartista, nacionalista y latinoamericanista.

El general Máximo Gómez lo dio todo por el ideal libertario de Cuba, a cambio de la gloria. Por eso dice, en carta enviada a José Dolores Pérez, en fecha 3 de junio de 1885, “Yo pretendo ser libertador de un pueblo esclavo; soy un soldado de la Democracia, al servicio de un pueblo; pero no instrumento que ayude a subir a ningún hombre al poder. Soy, sí, un soldado que ayuda a un pueblo oprimido a sacudir su servidumbre y conquistar su nombre y rango de Nación, pero no aspiro a gobernarlo”.  Y ciertamente le ofrecieron la presidencia de la República de Cuba y declinó. En esa misma carta él confiesa su aspiración: “Yo quiero ser, siquiera, una sombra de Sucre el héroe inmortal; es mi sola aspiración: pero no uno de tantos hombres que gobiernan pueblos o naciones por medro personal, pero que no los libertan de servidumbre alguna”.

Esta carta que comento es digna de la historia, la que escribe a un amigo hondureño a propósito de comentarios que los sindicaban como aliado del Dr. Marco Aurelio Soto, ex presidente de Honduras, en una conspiración contra el general Bogran, presidente hondureño; y le dice: “Es verdad que no pasa desapercibida para mi la situación política de Honduras: es verdad que yo soy tan amigo del Dr. Soto como del general Bogran: a ambos les soy deudor de servicios y consideraciones a que jamás creo poderles corresponder; pero por encima de todo eso está mi gratitud y mi respeto a Honduras”. Es claro que ambos caudillos hondureños estaban enfrentados políticamente, pero Gómez se colocaba por encima de ellos.

Sin embargo, le dice a su amigo José Dolores Pérez: “Y diles que el día que Honduras se viera amenazada por una nación extranjera entonces sí, al frente de una falange de cubanos y dominicanos, volaría a ponerme al lado de los defensores de la bandera nacional que me cobijó en ese país y me dio pan y asilo”.
Y digo que era duartiano no sólo por su pureza y empeño, por su limpio pensamiento, su entrega de apóstol, sino por su propia admiración y respeto a la figura de Duarte, pues en carta al periódico Patria, de fecha 21 de abril de 1894, titulada : Cuba a Duarte, dice Gómez: “Todos los pueblos de la América libre tienen simbolizado en un nombre los esfuerzos, la abnegación y los sacrificios que le costó su emancipación de la metrópoli europea a la que estuvieron sometidos”.

Y agrega: “En todos esos países se han alzado monumentos a eternizar el recuerdo de sus libertadores, como tributo de justicia que se les debe. Por eso hoy la República Dominicana se propone pagar la deuda de gratitud que tiene contraída con el benemérito patricio que fundó su nacionalidad, y ha resuelto erigir una estatua que perpetué el nombre de Juan Pablo Duarte”. Y termina diciendo que su gratitud será eterna a quienes contribuyan con la misión que encabeza en Cuba de reunir fondos para “erigir a Juan Pablo Duarte una estatua digna de su memoria”.

La legión de dominicanos, con Máximo Gómez a la cabeza, que participó en las dos guerras de liberación en Cuba, en el siglo XIX, lo hizo por la solidaridad, por el sentido de justicia, convencido de que el régimen colonial español era oprobioso, actuando con una dignidad fuera de todas dudas, con una entrega absoluta a cambio de nada. La legión actúo convencida de la necesidad de ayudar a los hermanos cubanos en el más alto empeño de un pueblo: acariciar la libertad con dignidad. Conscientes todos los soldados de que la libertad no se mendiga, sino que se conquista a sangre y fuego, cuando las palabras y el derecho internacional son insuficientes.

Con lo anterior y por mis conocimientos de la historia de Cuba, puedo afirmar que ningún otro pueblo aportó más que el dominicano a la independencia de la mayor de Las Antillas.
Nunca en todo el fragor de la lucha un dominicano mostró ambición alguna por cuestiones materiales, cargos o pretensiones políticas. El propio Gómez descartó toda posibilidad de aceptar cargos políticos, ni siquiera la Presidencia de la República. Consagró su vida a la libertad de un pueblo.
Gómez, el puro, dijo: “Mi doctrina política de toda la vida, la libertad y la independencia absoluta de los pueblos”. Y señaló el Generalísimo: “...al ideal cubano, que lo es antillano, me he entregado entero a amarlo y defenderlo, sacrificando todo cuanto los hombres podemos disfrutar...”. Por eso dijo Fidel Castro: ... ? y qué hombre hizo tanto por nuestra patria como Máximo Gómez?  El Generalísimo cuando retorna a Cuba, para la guerra necesaria, con Martí, cuenta con 59 años para librar aquella lucha a caballos, machete en mano y fusil al hombro, lo que hace aún más grande su hazaña. Pero Gómez no sólo admiró a los grandes, sino que él mismo fue grande, visionario, por eso dijo: “NO HEMOS PELEADO SOLO PARA CUBA, SINO PARA LA CIVILIZACIÓN, PARA EL MUNDO ENTERO”. 
 
Y en Gómez hay que reconocer el amor por su Patria, pues en todo momento reivindicó su condición de Hijo de Santo Domingo. Además, reconoció a Juan Pablo Duarte su condición indiscutida de Padre de la Patria y por eso terminada la guerra en Cuba dedicó sus últimos esfuerzos en honrar al Patricio! 
 
En mi modesta opinión esto hace más grande la figura histórica de Máximo Gómez, un hombre grande entre los grandes, aún no comprendido adecuadamente en su tierra. Gómez está situado entre los grandes libertadores de América. Debo anotar, finalmente, que no sólo fue grande con la espada (el machete) y el fusil, sino que también fue un hombre de pensamiento. Me inclino ante Gómez reverenciando a Duarte!

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domingo, 4 de mayo de 2014

Bayamo; Patrimonio Nacional y Ciudad Monumento Nacional.

Patrimonio

Bayamo cuenta con 130 sitios históricos señalizados, de los cuales cuatro ostentan la condición de Monumento Nacional y uno Local.

En el centro histórico se distinguen:

1.. Primer Ayuntamiento Libre de Cuba, donde Céspedes firmó el Decreto Ley de la abolición parcial de la esclavitud. Hoy Poder Popular Municipal.
2..Museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes.
3..Casa natal de Francisco Vicente Aguilera, hoy Biblioteca 1868.
4..Casa natal de Donato Mármol Tamayo, hoy Casa de Cultura 20 de octubre.
5..Casa natal de Esteban Tamayo Tamayo, hoy Casa de la Nacionalidad Cubana.
6..Casa natal de Pedro Figueredo Cisneros (Perucho), hoy Oficina de Correo.
7..Casa natal de Manuel Muñoz Cedeño, hoy Museo Provincial de Bayamo.
8.Casa natal de José María Izaguirre, hoy Bodega de productos alimenticios.
9..Casa natal de Diego José Baptista, Padre Batista. Hoy Registro Civil.
10..Casa natal de José Joaquín Palma, hoy vivienda.
11.Plaza de la Revolución de Bayamo, donde se firmó la Capitulación de Bayamo cuando los mambises lograron la liberación de la ciudad.
12..Casa natal de Juan Clemente Zenea, hoy Unidad de Propaganda.
13..Casa donde vivió José Manuel Capote Sosa, hoy Centro Provincial de Patrimonio.
14..Casa donde vivió Luz Vázquez y Moreno.
15..Casa donde vivió Tomás Estrada Palma, hoy UNEAC.
16..Casa donde vivió Céspedes y nació su hijo Amado Oscar, hoy UPEC de Granma.
17..Casa donde vivió Céspedes, hoy Escuela Especial "Francisco Maceo Osorio"
18..Plaza del Himno, donde se cantó por primera vez el Himno Nacional.
19..Iglesia San Salvador de Bayamo, hoy Catedral de Bayamo.
20..Alcaldía de Bayamo, lugar por donde comenzó el incendio de la ciudad. Hoy Restaurante Senado. 21..Ventana de Luz Vázquez, donde se cantó por primera vez la canción La Bayamesa.
22..Retablo de los heroes. El Retablo de los Héroes, donde se rinde homenaje a los patricios de la Guerra de los Diez Años.
23..Mausoleo de José Joaquín Palma.
24..Convento de San Francisco, hoy Escuela Primaria Manuel Ascunce Doménech.
25..Convento de Santo Domingo, hoy Escuela Primaria José Antonio Saco.
26..Hospital San Roque, primer hospital de la ciudad. Hoy Policlínico Bayamo.
27..Antigua torre de la Iglesia San Juan Evagelista, que se distingue por su monumento funerario y sirve como lugar de reposo a los restos mortales de Francisco Vicente Aguilera.

28.. Lugares por donde entraron las fuerzas independentistas mambisas para la toma de Bayamo.

Barranca La Lizana. (la cutara)
Barranca La Mendoza.(parque la mendoza)
Barranca La Luz. (chapuzon)

..En este sitio podran encontrar muchos datos y enlaces sobre Bayamo. Economia, educasion, salud, asi como informasion sobre otroas cosas de Bayamo.

http://www.ecured.cu/index.php/Bayamo

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Bayamo: tierra de coches, leyendas, romances y tradiciones.

                             
 
 
 


Por: Ana María Domínguez Cruz

¡Montar en un coche! Eso era lo primero que quería hacer cuando llegara a Bayamo y lo hice, para ser partícipe de la tradición que instauró el cantante Tiburón Morales, del conjunto Son 14, dirigido por Adalberto Álvarez, con el son que repetía: Yo quiero ir a Bayamo montando en coche.


Es que llegar a la segunda villa fundada por Diego Velázquez en 1513, San Salvador de Bayamo, es llegar a una tierra rica en historia, tradiciones, cultura y en la que sus habitantes, orgullosos de su estirpe, reconocen a cada paso que fue en ella donde se inició la Cuba que tenemos hoy.


Tienen razón… Y montada en un coche hojeo las páginas de la historia de la mano del profesor Domingo Cuza, una autoridad en la zona, a quien le place compartir la magia de su ciudad natal.
 
 


“Sin los coches, Bayamo no es Bayamo —me dice—. Es un medio de transporte muy antiguo pero que garantiza la vida de esta ciudad, el único lugar del mundo donde se reproducen los coches de los modelos Duquesa y Milord en la fábrica La Calesa con las medidas exactas de los primeros, incluso, en miniatura, respetando las 143 piezas que llevan”.


Antes transitaban volantas y quitrines, pero perduran hasta nuestros días otros modelos que son parte ya de la identidad bayamesa. “Fíjate que existe una Asociación de Cocheros, la única de su tipo en el país, y se estableció el 8 de enero como el Día del Cochero”, agrega Cuza.


Sonrío y, con su elegante oratoria, repaso los momentos en los que Carlos Manuel de Céspedes inició nuestras luchas por la independencia, y casi escucho las notas de nuestro Himno Nacional, entonadas por primera vez en esta tierra, luego de ser compuestas por Perucho Figueredo.


“¿Sabías que en Bayamo se encontraba el primer cementerio cubano a campo abierto?”, me pregunta. “En el actual parque Retablo de los Héroes estaba el camposanto, cuyo templo desapareció con la quema de la ciudad en 1869”, y cuando yo pensaba que era increíble que aquel dato histórico hubiera escapado del plan de estudios de mis profesores de Historia, Cuza sumó otro, igual de extraordinario: Bayamo es la cuna del ajedrez en Cuba, pues ya en la primera mitad del siglo XVI se jugaba esta “guerra” de tablero en la zona.


El andar cadencioso de Chucho, el caballo que remolca nuestro coche, permite que al pasar por la casa de Tomás Estrada Palma, actual Biblioteca Pública de la ciudad, rememoremos en breve quién fuera este hombre, minutos antes de enternecernos al ver la ventana desde donde Luz Vázquez y Moreno escuchó La Bayamesa. Su novio, Pancho Castillo, se la dedicó, en busca de su perdón ante un desliz amoroso, y gracias a la letra del poeta José Fornaris y la interpretación del tenor Carlos Pérez, la “gentil bayamesa…, sol refulgente” accedió.


Otra leyenda persiste en la urbe. “¡Mira aquella pared! —me insta Cuza—. En esa tumba yacen los restos de Doña Isabel de Acelar y se dice que su fantasma está allí enclaustrado. Si nos ponemos con los brazos en cruz pegados a su losa, a las 12:00 de la noche, en luna llena, sentiremos el latir de su corazón, siempre y cuando también seamos ejemplo de fidelidad”.


¿Existen otros fantasmas en Bayamo?, inquiero. “Pues sí, los custodios de la antigua casa despacho de Carlos Manuel de Céspedes afirman que en las noches se escucha arrastrar las cadenas y un ruido de vajillas que se destrozan. Muchos juran haber visto el fantasma de Céspedes, o de alguien parecido, correr por los tejados. Y está también Anita, el fantasma del río, el cual se les aparece a los hombres vestida de novia y los ahoga para luego poseerlos”.


“Claro, que también está el del indio Hatuey, una aparición en forma de bola de fuego y luz que los bayameses reconocen como ‘la Luz de Yara’, y que en la actualidad no deja de tener credulidad en la zona”, acota Cuza.


“Llegamos a la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores, anexa a la Santa Iglesia Catedral del Santísimo Salvador”, anuncia mi guía. En la catedral se interpretó por primera vez la marcha que diera origen posteriormente a nuestro himno, y en 1869 se produjo la bendición de la bandera cubana que llevaron los mambises en la Guerra de los Diez Años. “Se inmortalizó el suceso por el dominicano Julio Desangles, en un óleo de 8,5 metros de ancho por 4,5 de largo que, al mismo tiempo, es la única pintura de tema patriótico que puede verse en un templo católico cubano”.


El conjunto de las dos edificaciones constituye una joya de la arquitectura cubana. Se suma, a la riqueza ancestral, el tesoro de la contemporaneidad, apreciado en su boulevard que, a lo largo de la calle General García, nos regala pinturas de importantes artistas de la plástica en el piso y en sus bancos y postes, y en el que coexisten además lugares de obligada visita como el Museo de Cera, nombrado así en el 2007 luego de que fuera la galería Cerarte.


Bola de Nieve, Compay Segundo, Rita Montaner, Polo Montañés, Fabio Di Celmo, Benny Moré, Rita, la Caimana, entre otros —a los que se sumó el pasado 20 de octubre El Guayabero—, parecen estar vivos gracias a la técnica de modelado en cera policromada que eterniza la familia Barrios Madrigal, oriunda del poblado de Guisa.


En ese famoso boulevard, caracterizado por la limpieza y la armonía, podemos disfrutar de una cremería para adultos y otra para niños, una peluquería infantil y mercados agropecuarios inigualables. Al transitarlo nos percatamos de que en Bayamo hay cabida para todo lo bien pensado, lo creado para el bienestar común, porque su gente así lo quiere.


Fiestas populares de antaño coexisten con el andar apurado de los bayameses, explica Cuza, y la poesía no abandona sus calles, desde la casa del poeta Juan Clemente Zenea hasta la de María Luisa Milanés, quien se suicidó, y su tumba es hoy un símbolo para los enamorados.


Se disfruta todo esto, afirma, y yo asiento. “Pero no puedes olvidar que todo comenzó con el bayam, un árbol que bajo su sombra, según reza la oralidad más antigua, las fieras se apaciguaban”.


Visto así, es Bayamo también una ciudad de calma, donde el que llega se siente parte de ella en poco tiempo, sin abandonar la idea de conocer La Demajagua, Manzanillo, Playa Las Coloradas y otros lugares de interés.


“Esta villa cumplio este 5 de noviembre de 2013 sus  500 años de fundada —recuerda Cuza— y es un sitio al que debe venir todo cubano”.


“¿Y los turistas foráneos?”, le pregunto a Ramón Cereijo, delegado del Ministerio de Turismo en la provincia Granma, quien nos recibe al término del recorrido en el Parque de los Coches. “Los extranjeros no dudarán en prolongar su estancia en esta tierra. Tenemos muchos atractivos naturales y patrimoniales, hoteles de lujo en distintos puntos de la provincia, en los que continuaremos mejorando en el confort de sus instalaciones; y por estos días no podrán estar ajenos al III Evento de Cocina Regional Bayamesa, a la premiación del coche tradicional con más valor patrimonial y al récord que instauraremos por el mayor casabe del mundo, entre otras actividades que se tejen en esta ciudad”.


Me voy de Bayamo consciente de que la visita se repetirá en otro momento.